Salmo 147.10-11 No se deleita en la fuerza del caballo, Ni se complace en la agilidad del hombre. Se complace Jehová en los que le temen, Y en los que esperan en su misericordia.
Estos dos versículos han llegado a ser muy valiosos en mi entendimiento de lo que Dios espera del hombre.
La Fuerza del Caballo y la Agilidad del Hombre
En su tiempo, la fuerza del caballo y la agilidad del hombre eran de mucha importancia y consideración dentro de la sociedad, pues eran necesarias para la sobrevivencia y prosperidad. Hombres que poseían caballos fuertes eran prominentes. Hombres ágiles ascendían entre los rangos de la sociedad. Confianza y seguridad acompañaban a los que gozaban de estos beneficios. Pero en contraste a los pensamientos del hombre en esa sociedad, el salmista declara que ni la fuerza del caballo ni la agilidad del hombre son los objetos del deleite y complacencia de Dios. El deleite de Dios no está en cosas que son útiles para el avance de propósitos terrenales.
¡O si pudiéramos aplicar esta verdad a nuestras vidas! Hoy en día, la fuerza del caballo y la agilidad física del hombre no tienen el peso que antes tenían pero la sociedad ha sustituido otras fuerzas y otras agilidades por las antiguas. La fuerza de las relaciones con personas que me pueden beneficiar, la fuerza de la posición social, la fuerza del dinero, la fuerza de los rangos de estudio, la fuerza de un ingreso financiero estable acompañados de la agilidad con las palabras, la agilidad con las manipulaciones, la agilidad con las justificaciones son las cosas que ahora proveen confianza, seguridad, y prosperidad en nuestra sociedad. ¡Dios no se deleita en estas cosas!
Los que Temen
Jehová se complace en los que le temen y en los que esperan en su misericordia. Esto es un concepto algo paradójico. ¿Cómo es que uno va a poner su esperanza en alguien a quien teme? Dios se complace en que el hombre le tema. Un estudio de Éxodo 19.16-20.20 y Deuteronomio 4.9-12; 5.22-29 le ayudará al lector en su entendimiento del temor a Jehová. ¿Por qué se complace Dios en los que le temen? Porque el que le teme le rinde lo que Él se merece. El que teme a Jehová reconoce la exigente santidad, la esplendorosa majestad, el poder sin igual y la severa justicia de Dios. Además, el que teme a Jehová experimenta lo correspondiente a su reconocimiento; que es la penitencia profunda por su condición de inmundo ante la santidad de Dios, el asombro de glorias infinitas, el espanto debilitante de estar bajo la mano del Todo Poderoso, y el desvanecimiento ante la justa sentencia de condenación. Dios merece esta reacción y se complace en los que le glorifican al experimentarla.
Los que Esperan
Los que han sido conscientes de la severidad de Jehová tienen dos opciones. Una es el fatuo, aunque común, intento de huir de la ira de Dios. La otra es correr hacia el Dios de terror en busca de misericordia. ¡Dios se complace en los que esperan en su misericordia! ¿Por qué se complace Dios en ellos? Porque el que espera le rinde lo que Él se merece. El que espera está plenamente convencido de que Dios es lo que dice ser… compasivo, clemente, lento para la ira, abundante en misericordia, el que guarda misericordia a millares, el que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado. El que esperan en su misericordia, glorifica a Dios mostrando con su aprecio, su humildad, su sosiego, su confianza de niño que no hay otro, Dios es el Único que puede salvar. Dios merece esta reacción y se complace en los que hacen de él su Todo.
jueves, 8 de noviembre de 2012
miércoles, 7 de noviembre de 2012
El temor a Dios visto en los eventos en Sinaí
Encontrará un breve comentario al final de estos pasajes.
Éxodo 19.16-20.20
Deuteronomio 4.9-12
Deuteronomio 5.22-29
Éxodo 19.16 Aconteció que al tercer día, cuando vino la mañana, vinieron truenos y relámpagos, y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte; y se estremeció todo el pueblo que estaba en el campamento. 17 Y Moisés sacó del campamento al pueblo para recibir a Dios; y se detuvieron al pie del monte. 18 Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera. 19 El sonido de la bocina iba aumentando en extremo; Moisés hablaba, y Dios le respondía con voz tronante. 20 Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió. 21 Y Jehová dijo a Moisés: Desciende, ordena al pueblo que no traspase los límites para ver a Jehová, porque caerá multitud de ellos. 22 Y también que se santifiquen los sacerdotes que se acercan a Jehová, para que Jehová no haga en ellos estrago. 23 Moisés dijo a Jehová: El pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos has mandado diciendo: Señala límites al monte, y santifícalo. 24 Y Jehová le dijo: Ve, desciende, y subirás tú, y Aarón contigo; mas los sacerdotes y el pueblo no traspasen el límite para subir a Jehová, no sea que haga en ellos estrago. 25 Entonces Moisés descendió y se lo dijo al pueblo. 20:1 Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: 2 Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. 3 No tendrás dioses ajenos delante de mí. 4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, 6 y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. 7 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. 8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo. 9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; 10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó. 12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. 13 No matarás. 14 No cometerás adulterio. 15 No hurtarás. 16 No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. 17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. 18 Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. 19 Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos. 20 Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis.
[Cuarenta años después, en el libro de Deuteronomio, Moisés les hace recordar este evento espantoso.]
Deuteronomio 4.9 Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos. 10 El día que estuviste delante de Jehová tu Dios en Horeb, cuando Jehová me dijo: Reúneme el pueblo, para que yo les haga oír mis palabras, las cuales aprenderán, para temerme todos los días que vivieren sobre la tierra, y las enseñarán a sus hijos; 11 y os acercasteis y os pusisteis al pie del monte; y el monte ardía en fuego hasta en medio de los cielos con tinieblas, nube y oscuridad; 12 y habló Jehová con vosotros de en medio del fuego; oísteis la voz de sus palabras, mas a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis. Deuteronomio 5.22 Estas palabras habló Jehová a toda vuestra congregación en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de la oscuridad, a gran voz; y no añadió más. Y las escribió en dos tablas de piedra, las cuales me dio a mí. 23 Y aconteció que cuando vosotros oísteis la voz de en medio de las tinieblas, y visteis al monte que ardía en fuego, vinisteis a mí, todos los príncipes de vuestras tribus, y vuestros ancianos, 24 y dijisteis: He aquí Jehová nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz de en medio del fuego; hoy hemos visto que Jehová habla al hombre, y éste aún vive. 25 Ahora, pues, ¿por qué vamos a morir? Porque este gran fuego nos consumirá; si oyéremos otra vez la voz de Jehová nuestro Dios, moriremos. 26 Porque ¿qué es el hombre, para que oiga la voz del Dios viviente que habla de en medio del fuego, como nosotros la oímos, y aún viva? 27 Acércate tú, y oye todas las cosas que dijere Jehová nuestro Dios; y tú nos dirás todo lo que Jehová nuestro Dios te dijere, y nosotros oiremos y haremos. 28 Y oyó Jehová la voz de vuestras palabras cuando me hablabais, y me dijo Jehová: He oído la voz de las palabras de este pueblo, que ellos te han hablado; bien está todo lo que han dicho. 29 ¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!
Dios les manda a su pueblo a que no se olviden de lo que vieron cuando Dios se manifestó gloriosa y espantosamente en el monte Horeb. Su tendencia sería olvidarse de lo que vieron, y por tanto les insta que se cuiden, que diligentemente guarden sus almas del olvido. No sólo era esencial para ellos sino también para sus hijos y nietos. Lo que vieron debería trasmitirse de generación a generación, para que no se aparten de sus corazones todos los días de su vida. Pero, ¿por qué tanta insistencia en no olvidarse del espectáculo terrorífico en Horeb? ¿Qué propósito tenía Dios en manifestarse ese día en el monte, y por qué quería que siempre se recuerden de ese evento? Dios se manifestó de tal manera espantosa para que su pueblo lo temiera todos los días que vivieran sobre la tierra. La reacción de temor de parte del pueblo fue evidente, pues pensaban que pronto moriría bajo tan gloriosa muestra de grandeza. “¡Somos pueblo muerto! Qué ya no nos hable Dios. Ve tú, Moisés, que Dios te hable a ti, y nosotros haremos caso a todo lo que él te diga.” Se percibe el terror y espanto en su reacción. Esto no es un simple respeto reverencial. Se siente el horror en sus voces. Dios no condena esta reacción de terror, más bien la aprueba diciendo que el pueblo habló bien. Dios añade con emoción, que su deseo es que el pueblo tuviera esta clase de temor hacia él todos los días. Dios espera que el hombre le tema por su gloria y grandeza.
Éxodo 19.16-20.20
Deuteronomio 4.9-12
Deuteronomio 5.22-29
Éxodo 19.16 Aconteció que al tercer día, cuando vino la mañana, vinieron truenos y relámpagos, y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte; y se estremeció todo el pueblo que estaba en el campamento. 17 Y Moisés sacó del campamento al pueblo para recibir a Dios; y se detuvieron al pie del monte. 18 Todo el monte Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y el humo subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremecía en gran manera. 19 El sonido de la bocina iba aumentando en extremo; Moisés hablaba, y Dios le respondía con voz tronante. 20 Y descendió Jehová sobre el monte Sinaí, sobre la cumbre del monte; y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió. 21 Y Jehová dijo a Moisés: Desciende, ordena al pueblo que no traspase los límites para ver a Jehová, porque caerá multitud de ellos. 22 Y también que se santifiquen los sacerdotes que se acercan a Jehová, para que Jehová no haga en ellos estrago. 23 Moisés dijo a Jehová: El pueblo no podrá subir al monte Sinaí, porque tú nos has mandado diciendo: Señala límites al monte, y santifícalo. 24 Y Jehová le dijo: Ve, desciende, y subirás tú, y Aarón contigo; mas los sacerdotes y el pueblo no traspasen el límite para subir a Jehová, no sea que haga en ellos estrago. 25 Entonces Moisés descendió y se lo dijo al pueblo. 20:1 Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: 2 Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. 3 No tendrás dioses ajenos delante de mí. 4 No te harás imagen, ni ninguna semejanza de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. 5 No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, 6 y hago misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos. 7 No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. 8 Acuérdate del día de reposo para santificarlo. 9 Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; 10 mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas. 11 Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó. 12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da. 13 No matarás. 14 No cometerás adulterio. 15 No hurtarás. 16 No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. 17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. 18 Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos. 19 Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos. 20 Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis.
[Cuarenta años después, en el libro de Deuteronomio, Moisés les hace recordar este evento espantoso.]
Deuteronomio 4.9 Por tanto, guárdate, y guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu corazón todos los días de tu vida; antes bien, las enseñarás a tus hijos, y a los hijos de tus hijos. 10 El día que estuviste delante de Jehová tu Dios en Horeb, cuando Jehová me dijo: Reúneme el pueblo, para que yo les haga oír mis palabras, las cuales aprenderán, para temerme todos los días que vivieren sobre la tierra, y las enseñarán a sus hijos; 11 y os acercasteis y os pusisteis al pie del monte; y el monte ardía en fuego hasta en medio de los cielos con tinieblas, nube y oscuridad; 12 y habló Jehová con vosotros de en medio del fuego; oísteis la voz de sus palabras, mas a excepción de oír la voz, ninguna figura visteis. Deuteronomio 5.22 Estas palabras habló Jehová a toda vuestra congregación en el monte, de en medio del fuego, de la nube y de la oscuridad, a gran voz; y no añadió más. Y las escribió en dos tablas de piedra, las cuales me dio a mí. 23 Y aconteció que cuando vosotros oísteis la voz de en medio de las tinieblas, y visteis al monte que ardía en fuego, vinisteis a mí, todos los príncipes de vuestras tribus, y vuestros ancianos, 24 y dijisteis: He aquí Jehová nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su grandeza, y hemos oído su voz de en medio del fuego; hoy hemos visto que Jehová habla al hombre, y éste aún vive. 25 Ahora, pues, ¿por qué vamos a morir? Porque este gran fuego nos consumirá; si oyéremos otra vez la voz de Jehová nuestro Dios, moriremos. 26 Porque ¿qué es el hombre, para que oiga la voz del Dios viviente que habla de en medio del fuego, como nosotros la oímos, y aún viva? 27 Acércate tú, y oye todas las cosas que dijere Jehová nuestro Dios; y tú nos dirás todo lo que Jehová nuestro Dios te dijere, y nosotros oiremos y haremos. 28 Y oyó Jehová la voz de vuestras palabras cuando me hablabais, y me dijo Jehová: He oído la voz de las palabras de este pueblo, que ellos te han hablado; bien está todo lo que han dicho. 29 ¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!
Dios les manda a su pueblo a que no se olviden de lo que vieron cuando Dios se manifestó gloriosa y espantosamente en el monte Horeb. Su tendencia sería olvidarse de lo que vieron, y por tanto les insta que se cuiden, que diligentemente guarden sus almas del olvido. No sólo era esencial para ellos sino también para sus hijos y nietos. Lo que vieron debería trasmitirse de generación a generación, para que no se aparten de sus corazones todos los días de su vida. Pero, ¿por qué tanta insistencia en no olvidarse del espectáculo terrorífico en Horeb? ¿Qué propósito tenía Dios en manifestarse ese día en el monte, y por qué quería que siempre se recuerden de ese evento? Dios se manifestó de tal manera espantosa para que su pueblo lo temiera todos los días que vivieran sobre la tierra. La reacción de temor de parte del pueblo fue evidente, pues pensaban que pronto moriría bajo tan gloriosa muestra de grandeza. “¡Somos pueblo muerto! Qué ya no nos hable Dios. Ve tú, Moisés, que Dios te hable a ti, y nosotros haremos caso a todo lo que él te diga.” Se percibe el terror y espanto en su reacción. Esto no es un simple respeto reverencial. Se siente el horror en sus voces. Dios no condena esta reacción de terror, más bien la aprueba diciendo que el pueblo habló bien. Dios añade con emoción, que su deseo es que el pueblo tuviera esta clase de temor hacia él todos los días. Dios espera que el hombre le tema por su gloria y grandeza.
El Evangelio - Un Extracto del Libro de Romanos
Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.1
La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad2; Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias sino que3 cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador.4 Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.5 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno6; por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.7 No hay temor de Dios delante de sus ojos.8
Por lo cual eres inexcusable, oh hombre9. Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios.10 ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?11 Porque la paga del pecado es muerte…12
Mas Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.13
Al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.14 Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos.15 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.16 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?17
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.18
Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro.19
1 Romanos 11.36 2 1.18 3 1.21 4 1.25 5 1.28-32 6 3.12 7 3.23 8 3.18 9 2.1 10 2.5 11 7.24 12 6.23 13 5.6-8 14 4.5 15 4.7 16 8.1 17 8.32 18 8.38-39 19 7.25
La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad2; Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias sino que3 cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador.4 Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.5 Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno6; por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.7 No hay temor de Dios delante de sus ojos.8
Por lo cual eres inexcusable, oh hombre9. Pero por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios.10 ¡Miserable de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?11 Porque la paga del pecado es muerte…12
Mas Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.13
Al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia.14 Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, Y cuyos pecados son cubiertos.15 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.16 El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?17
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.18
Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro.19
1 Romanos 11.36 2 1.18 3 1.21 4 1.25 5 1.28-32 6 3.12 7 3.23 8 3.18 9 2.1 10 2.5 11 7.24 12 6.23 13 5.6-8 14 4.5 15 4.7 16 8.1 17 8.32 18 8.38-39 19 7.25
martes, 6 de noviembre de 2012
Confiando En Los Méritos de Cristo
No hay que temer ni hay que dudar;
El Padre quiso quebrantar
A su Hijo santo y puro allí
En cruel maldita cruz por mí.
¿El Juez habrá de condenar-
Me por la deuda del pecar,
Si al Garante lo cargó
Cuando en la cruz allí murió?
Completa expiación logró,
El precio justo Jesús pagó.
Lo que su pueblo a Dios debió
Con sangre propia él canceló.
De Dios la ira no me cae
Pues para mí justicia hay
Del que su sangre derramó
Y allí mis culpas ahogó.
Mi libertad Jesús compró,
Divina ira él soportó;
La maldición legal llevó
Y la justicia vindicó.
¿Dos veces Dios demandará
La paga por mi gran maldad?
¿Me exigirá la cuenta a mí
Si su Hijo ya la cubrió por mí?
Descansa, O alma, del temor;
Los méritos del Mediador,
Justicia y sangre, sí, las dos,
Ya aplacaron al Santo Dios.
En Jesucristo confiaré,
La ira ya no temeré,
Pues él murió en mi favor
Y vive como mi intercesor.
© Don Fortner ~ usado con permiso
Melodía sugerida: "Dulce Oración"
88.88.D
English: Claiming the Merits of Christ
El Padre quiso quebrantar
A su Hijo santo y puro allí
En cruel maldita cruz por mí.
¿El Juez habrá de condenar-
Me por la deuda del pecar,
Si al Garante lo cargó
Cuando en la cruz allí murió?
Completa expiación logró,
El precio justo Jesús pagó.
Lo que su pueblo a Dios debió
Con sangre propia él canceló.
De Dios la ira no me cae
Pues para mí justicia hay
Del que su sangre derramó
Y allí mis culpas ahogó.
Mi libertad Jesús compró,
Divina ira él soportó;
La maldición legal llevó
Y la justicia vindicó.
¿Dos veces Dios demandará
La paga por mi gran maldad?
¿Me exigirá la cuenta a mí
Si su Hijo ya la cubrió por mí?
Descansa, O alma, del temor;
Los méritos del Mediador,
Justicia y sangre, sí, las dos,
Ya aplacaron al Santo Dios.
En Jesucristo confiaré,
La ira ya no temeré,
Pues él murió en mi favor
Y vive como mi intercesor.
© Don Fortner ~ usado con permiso
Melodía sugerida: "Dulce Oración"
88.88.D
English: Claiming the Merits of Christ
Asombroso Y Dulce Es El Lugar
Asombroso y dulce es el lugar
Estando Cristo adentro.
Su amor eterno es provisión.
Lo más fino yo encuentro.
Aquí del Dios de compasión
Su alimento abunda.
Perdón y paz él nos compró.
A almas moribundas.
Corazones brotan en canción
Al ver el gran banquete.
De gratitud pregunto yo:
“¿Qué hace que él me invite?”
“¿Por qué me hizo escuchar su voz
Y entrar mientras tiempo había,
Si miles de hambrientos hoy
Prefieren agonía?”
Fue el mismo amor agasajador
Que me atrajo en ternura;
Sino, estaría aún en mi mal
Rehusando su dulzura.
De las naciones ten piedad
Haz que a la mesa vengan.
Esparce hoy tu gran verdad
Y trae a los que faltan.
Anhelamos ver lleno el redil;
Que todos los escogidos
Cantando adoren a una voz,
Por tu gracia redimidos.
Isaac Watts 1707
English: How Sweet and Awesome Is the Place
Estando Cristo adentro.
Su amor eterno es provisión.
Lo más fino yo encuentro.
Aquí del Dios de compasión
Su alimento abunda.
Perdón y paz él nos compró.
A almas moribundas.
Corazones brotan en canción
Al ver el gran banquete.
De gratitud pregunto yo:
“¿Qué hace que él me invite?”
“¿Por qué me hizo escuchar su voz
Y entrar mientras tiempo había,
Si miles de hambrientos hoy
Prefieren agonía?”
Fue el mismo amor agasajador
Que me atrajo en ternura;
Sino, estaría aún en mi mal
Rehusando su dulzura.
De las naciones ten piedad
Haz que a la mesa vengan.
Esparce hoy tu gran verdad
Y trae a los que faltan.
Anhelamos ver lleno el redil;
Que todos los escogidos
Cantando adoren a una voz,
Por tu gracia redimidos.
Isaac Watts 1707
English: How Sweet and Awesome Is the Place
El Rey De Amor Es Mi Pastor
El Rey de amor es mi Pastor;
No faltan sus bondades.
Saciado estoy de su favor;
Mío es por las edades.
Do hay aguas quietas me guiará;
Mi alma allí renueva.
Y en verdes pastos paseará;
Al Pan del cielo lleva.
Perverso y necio me aparté,
Mas en su amor buscome.
En hombros fuertes regresé
Con gozo él cargome.
En el valle negro no he de temer
Contigo, oh Dios, a mi lado.
Me sostendrás con tu poder,
Tu vara y cayado.
Aderezas mesa de buffet;
Tu gracia unge mi vida.
Y qué delicia, qué placer
De tu copa es vertida.
Día en día gozo su favor;
No faltan sus bondades.
Siempre en tu casa, Buen Pastor,
Te honre con cantares.
Henry W. Baker 1868
English: The King of Love My Shepherd Is
No faltan sus bondades.
Saciado estoy de su favor;
Mío es por las edades.
Do hay aguas quietas me guiará;
Mi alma allí renueva.
Y en verdes pastos paseará;
Al Pan del cielo lleva.
Perverso y necio me aparté,
Mas en su amor buscome.
En hombros fuertes regresé
Con gozo él cargome.
En el valle negro no he de temer
Contigo, oh Dios, a mi lado.
Me sostendrás con tu poder,
Tu vara y cayado.
Aderezas mesa de buffet;
Tu gracia unge mi vida.
Y qué delicia, qué placer
De tu copa es vertida.
Día en día gozo su favor;
No faltan sus bondades.
Siempre en tu casa, Buen Pastor,
Te honre con cantares.
Henry W. Baker 1868
English: The King of Love My Shepherd Is
Profunda Misericordia
¿Cuán profunda podrá ser
La misericordia de Él?
¿Puede su ira apaciguar
Y aun a mi poder salvar?
Tanta gracia rechacé
Tanto así lo provoqué
No hacia caso a su llamar
Lo insulté con mi pecar.
Santa sangre derramé
Cuando al Hijo bofeteé
Con dolor lo hice clamar
Yo quien ando en libertad
A mi amo yo negué
Y a un madero lo clavé
Profanando su honor
¡Qué vergüenza, qué horror!
¿Gasto inmenso en mí será?
Mi Abogado te dirá
Mira el rostro de Jesús
Intercede ante Dios.
Cristo aboga en mi favor
Y apacigua el furor
Y ahora el Padre en compasión
De justicia crea amor.
Y aquí estoy por su amor
Por su gracia en mi favor.
A Él le place a su Hijo herir
Y encontrar deleite en mí.
Ve sus manos al abrir
Ve las llagas del sufrir.
Ve su sangre para mí
¡Hay misericordia sí!
Ten piedad, oh Dios de mí
Haz que te ame sólo a ti.
Ten mi corazón, Señor,
Quiébrala con tu amor.
Obra en ella un cambiar
Mi pecado lamentar.
Y que al ver tu gran piedad
Crea y ya no peque más.
Charles Wesley 1740
English: Depth of Mercy
La misericordia de Él?
¿Puede su ira apaciguar
Y aun a mi poder salvar?
Tanta gracia rechacé
Tanto así lo provoqué
No hacia caso a su llamar
Lo insulté con mi pecar.
Santa sangre derramé
Cuando al Hijo bofeteé
Con dolor lo hice clamar
Yo quien ando en libertad
A mi amo yo negué
Y a un madero lo clavé
Profanando su honor
¡Qué vergüenza, qué horror!
¿Gasto inmenso en mí será?
Mi Abogado te dirá
Mira el rostro de Jesús
Intercede ante Dios.
Cristo aboga en mi favor
Y apacigua el furor
Y ahora el Padre en compasión
De justicia crea amor.
Y aquí estoy por su amor
Por su gracia en mi favor.
A Él le place a su Hijo herir
Y encontrar deleite en mí.
Ve sus manos al abrir
Ve las llagas del sufrir.
Ve su sangre para mí
¡Hay misericordia sí!
Ten piedad, oh Dios de mí
Haz que te ame sólo a ti.
Ten mi corazón, Señor,
Quiébrala con tu amor.
Obra en ella un cambiar
Mi pecado lamentar.
Y que al ver tu gran piedad
Crea y ya no peque más.
Charles Wesley 1740
English: Depth of Mercy
Fuente De Las Bendiciones
Fuente de las bendiciones,
Lléname de ti no más.
De tu gracia las canciones,
Cese de cantar jamás.
Pon en mí cantos celestes,
De ángeles que dan loor.
Por tu amor me rescataste,
Gloria doy al Salvador.
Mi Ebenezer levanto;
Me trajiste hasta aquí.
Mi esperanza es por tu afecto,
A mi hogar seguro ir.
Muy perdido encontróme,
Desviándome de Dios.
De peligro por salvarme,
Su sangre él vertió.
A tu gracia debo todo;
Es por ti que estoy aquí.
Aferrado a tu lado,
Tenme siempre junto a ti.
Mi afecto es vagabundo,
Se desvía de tu amor.
Ten mi ser, o ten, es tuyo;
Esclavízalo Señor.
Robert Robinson 1758
English: Come, Thou Fount of Every Blessing
Lléname de ti no más.
De tu gracia las canciones,
Cese de cantar jamás.
Pon en mí cantos celestes,
De ángeles que dan loor.
Por tu amor me rescataste,
Gloria doy al Salvador.
Mi Ebenezer levanto;
Me trajiste hasta aquí.
Mi esperanza es por tu afecto,
A mi hogar seguro ir.
Muy perdido encontróme,
Desviándome de Dios.
De peligro por salvarme,
Su sangre él vertió.
A tu gracia debo todo;
Es por ti que estoy aquí.
Aferrado a tu lado,
Tenme siempre junto a ti.
Mi afecto es vagabundo,
Se desvía de tu amor.
Ten mi ser, o ten, es tuyo;
Esclavízalo Señor.
Robert Robinson 1758
English: Come, Thou Fount of Every Blessing
Ah, Santo Cristo
Ah, santo Cristo, ¿cómo has ofendido
Que a juzgarte se han atrevido?
Tú, rechazado, fuiste agredido,
Oh, qué afligido.
¿Quién fue el culpable? ¿Quién te hizo esto?
Fue mi traición, Jesús te lo confieso.
Oh, Jesucristo yo te he negado,
Crucificado.
Por mí, Bendito, fuiste encarnado,
Sufriste tanto al ser humillado;
Cruel fue tu muerte, fuiste abandonado;
Tú me has salvado.
Ve al Pastor, es cordero ofrecido;
Esclavo peca, el Hijo ha sufrido;
Por mi expiación, ha intercedido
Dios lo ha querido.
Ya que, Bendito, no puedo pagarte,
Yo te adoro, y quiero rogarte,
Piensa en tu gracia que tu amor imparte,
No en mí parte.
Johann Heermann 1630
Música HERZLIEBSTER JESU Johann Cruger, 1640
Melodía alterna FLEMMING – Frederich Flemming 1811
11.11.11.5
English: Ah, Holy Jesus
Que a juzgarte se han atrevido?
Tú, rechazado, fuiste agredido,
Oh, qué afligido.
¿Quién fue el culpable? ¿Quién te hizo esto?
Fue mi traición, Jesús te lo confieso.
Oh, Jesucristo yo te he negado,
Crucificado.
Por mí, Bendito, fuiste encarnado,
Sufriste tanto al ser humillado;
Cruel fue tu muerte, fuiste abandonado;
Tú me has salvado.
Ve al Pastor, es cordero ofrecido;
Esclavo peca, el Hijo ha sufrido;
Por mi expiación, ha intercedido
Dios lo ha querido.
Ya que, Bendito, no puedo pagarte,
Yo te adoro, y quiero rogarte,
Piensa en tu gracia que tu amor imparte,
No en mí parte.
Johann Heermann 1630
Música HERZLIEBSTER JESU Johann Cruger, 1640
Melodía alterna FLEMMING – Frederich Flemming 1811
11.11.11.5
English: Ah, Holy Jesus
Completo En Ti
Completo en ti, no es mi obrar;
Nunca te puedo reemplazar.
Perdón compraste al morir
Y ahora estoy completo en ti.
¡Justificado, oh, bendición!
¡Santificado, oh salvación!
Tu sangre me compró el perdón,
¡Glorificaste a un pecador!
Completo en ti, no reinará,
Gracia quitó, la iniquidad.
Tu voz al diablo hace huir;
Firme estaré completo en ti.
Completo en ti, saciado estoy,
Todo buen don recibo hoy.
Tú la porción serás de mí;
¿Qué más pedir? Completo en ti.
Cuando ante el juicio, Oh Salvador,
Todos estén en derredor,
Entre los tuyos estaré;
Completo en ti me hallaré.
Aaron R. Wolfe 1851
English: Complete in Thee
Nunca te puedo reemplazar.
Perdón compraste al morir
Y ahora estoy completo en ti.
¡Justificado, oh, bendición!
¡Santificado, oh salvación!
Tu sangre me compró el perdón,
¡Glorificaste a un pecador!
Completo en ti, no reinará,
Gracia quitó, la iniquidad.
Tu voz al diablo hace huir;
Firme estaré completo en ti.
Completo en ti, saciado estoy,
Todo buen don recibo hoy.
Tú la porción serás de mí;
¿Qué más pedir? Completo en ti.
Cuando ante el juicio, Oh Salvador,
Todos estén en derredor,
Entre los tuyos estaré;
Completo en ti me hallaré.
Aaron R. Wolfe 1851
English: Complete in Thee
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